La historia es simple en un principio, Harry Mason y su hija Cheryl van de vacaciones al amigable y tranquilo pueblo de Silent Hill, cuando de la nada una figura aparece en la carretera forzando a Harry a esquivarla y teniendo un accidente donde pierde la conciencia, una vez despierto Cheryl no está y es aquí donde comienza la aventura, Harry buscará a Cheryl por el pueblo y se enterará de secretos atroces, se enfrentará con seres repugnantes y su mente se pondrá a prueba. Cabe mencionar que el juego cuenta con varios finales dependiendo de tus acciones en el juego, desde el más atroz hasta el más cómico.
Gráficamente el juego en su época explotaba a la consola de Sony al máximo, cada vez que te encontrabas en las calles de Silent Hill una neblina te rodeaba, imágenes escalofriantes y objetos que dibujaban un contexto aterrador te sumergían en un pueblo de horror.
A diferencia del entonces juego de supervivencia por excelencia Resident Evill, Silent Hill nos ponía en los zapatos de una persona sin conocimiento alguno en el uso de las armas, los cual tenía repercusiones en el combate, Harry cada que disparaba un arma, tenía que estar medianamente cerca de su enemigo para no fallar… tanto. También el juego hizo uso de una herramienta para detectar la cercanía de los enemigos, el famoso radio que se distorsionaba cada que te encontrabas cerca de algún enemigo.
El sonido se hizo distinguir en Silent Hill, la tensión era necesaria para que el juego fuera aterrador y así fue gracias a su música y sonidos estridentes, las pisada sobre el metal, el sonido ensordecedor de las calderas, los gruñidos de los monstruos todo para hacerte sentir en un mundo hostil y no saber si a cada paso que das te acercas a un momento que desate una imagen aterradora.
El juego es una delicia para los amantes del género de supervivencia, nuevos juegos han salido pero pocos llegan a la calidad que Silent Hill proporcionó, incluso sus consecutivas entregas no han aterrado tanto como lo hizo el primer juego de una franquicia intrigante.
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